En mis días de estudiante Universitario surgió mi interés en los estudios Apologéticos. Recuerdo haber investigado todas las fuentes que tenía a mi disposición en el año de 1994 referente a “La Historicidad de Jesús de Nazaret”. El resultado fue un escrito de 22 páginas que elaboré en una antigua maquina electrónica “Remington” que tenía. Expuse esa lección a dos o tres congregaciones y seguí investigado en otras áreas. Tales como las Evidencias de la Existencia de Dios (Los Argumentos tradicionales, tales como el Teleológico, el Cosmológico, etc.), la Naturaleza de los Milagros Bíblicos, Y Como la Arqueología Confirma algunas historias y personajes de la Biblia.
Lamentablemente perdí aquel escrito que escribí hace 20 años y estoy en el proceso de realizarlo de nuevo. Por ahora, ofrezco una gráfica que contiene los datos que incluían aquel primer estudio. Durante los siglo XVIII y siguientes en toda Europa, particularmente en Alemania, surgieron una corriente de filósofos y modernistas Alemanes que comenzaron a divulgar la falsa premisa que no teníamos en la historia fuera de los evangelios registros serios para confirmar la “historicidad” de Jesús de Nazaret. Que Todo se reducía a la mentalidad ilusionaría de una pequeña banda de discípulos que cansados de la servidumbre Romana a la que estaban expuestos “inventaron” un “Mesías” protagónico de enseñanzas que podrían curar sus ilusiones cargadas de esperanzas.
Uno de estos modernistas Alemanas fue Friedrich Strauss (1808-1874) que propuso la idea que los Evangelios consistían en relatos “míticos” difícil de probar. Escribió libros antagónicos que intentaban desechar la figura histórica de Jesús tales como “El Cristo de la Creencia y el Jesús de la Historia” (1865) y “La Vida de Jesús para el Pueblo Alemán” (publicado póstumamente en 1904). Strauss fue discípulo de los Racionalistas Alemanes Friedrich Hegel y Ferdinand Bauer.
El Teólogo Alemán protestante Rudolf Karl Bultmann (1884-1976) fue otro protagonista del movimiento de “La Antigua Búsqueda por el Jesús Histórico” Bultmann afirmó: “Creo que ahora no podemos saber nada acerca de la vida y personalidad de Jesús, debido a que las antiguas fuentes Cristianas no muestran ningún interés en ninguna de las dos cosas, y además, son fragmentarias y con frecuencia legendarias; no existen otras fuentes acerca de Jesús” “Jesus and the Word, 1958; New York: Charles Scribner´s Sons, Pág. 8).
Más recientemente vino a escena el Filósofo y Matemático Británico Bertrand Russell y sus populares discursos que más tarde evolucionaron en el libro: “Porque No Soy Un Cristiano” (1927). Él tuvo la osadía de declarar: “Históricamente, es muy dudoso que el Cristo existiera, y si, existió, no sabemos nada acerca de él” (Pág. 15; Tercera edición, 1979; Edhasa, Barcelona, España).
Con todo el peso de la evidencia histórica que hay para la historicidad de Jesús de fuentes bíblicas y no bíblicas (de fuentes seculares) es increíble entender como alguien puede aferrarse a la No existencia de Jesús en su contexto histórico en Palestina hace 2, 000 años. Más bien, la negación vendría de mentes prejuiciadas no bien informadas acerca de cómo acontecieron los hechos. F. F. Bruce, el conocido profesor de la Universidad de Manchester, Inglaterra escribió: “Algunos escritores pueden divertirse con la fantasía de un “Mito-Cristo”, pero no lo hacen sobre la base de la evidencia histórica. La Historicidad de Cristo es tan axiomática para un historiador no prejuiciado como la historicidad de Julio Cesar. No son los historiadores los que propagan las teorías del “Mito-Cristo” (The New Testament Documents: Are They Reliable? 119; Wm B. Eerdmans Publishing Co. Grand Rapids, MI. Reimpresión 1997; Originalmente en 1943 por Inter-Varsity Press, Inglaterra).
La falsa alegación que la figura histórica de Jesús vino únicamente de la imaginación de los apóstoles Galileos es tan ridícula como falta de lógica común. Todos los apóstoles estaba tan desilusionados y desencantados en la muerte de Cristo sobre la Cruz que habían propuesto a regresar a sus anteriores ocupaciones como la pesca (Jn.21:1-3). A no ser por la Resurrección y Sus apariciones en repetidas ocasiones el interés de sus discípulas habría desaparecido para siempre!. De manera que atribuirles la invención de una figura tan perfecta y universal como Jesús de Nazaret había sido prácticamente imposible de intentar. Will Durant correctamente observó: “Que unos pocos hombres sencillos hubieran inventado en una generación una personalidad tan poderosa y atrayente, una ética tan sublime y una visión tan inspiradora de hermandad sería un milagro aún mucho más increíble que cualquiera de los que se registran en los evangelios” (Caesar and Christ, New York, 1944; Citado en El Ocaso de los Incrédulos, por Roger E. Dickson 420; Clie, 1986).
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