Similitudes Lingüísticas Entre Juan 8:1-11 y los Sinopticos

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 La Controversia Textual de Juan 8:1-11

Recientemente  estudiamos en la Congregación el conocido pasaje de “La Mujer Sorprendida en Adulterio” de Juan 8:1-11. Es en esta sección a la que nos hemos movido en nuestro largo y meditativo recorrido por este singular Evangelio. Fue un muy edificante estudio porque observamos lo que veníamos notando en la actitud de los judíos celosos de la Ley y su constante reproche y asecho contra todo lo que Jesús pudiera decir o hacer. Cuando los “escribas y fariseos” buscando una ocasión para acusarle le presentaron este caso de inmoralidad con la plena intencionalidad de oír un fallo errático de Jesús con respecto  a la penalización del delito de adulterio. Ellos esperaban cualquiera de las dos opciones: (1) Si Jesús aprobaba su muerte por lapidación podrían acusarle frente al gobierno Romano de sedición o tumulto en la ciudad. Dicho sea de paso, que los Romanos no consideran la muerte como penalización a causa de un adulterio. Ó (2) Si Jesús se oponía a la ley Mosaica de (Deut.17:5, 7; Lev.24:14) lo podrían acusarle de quebrantar la Ley de Moisés contra el Sanedrín y comenzarle un juicio en su contra. Aunque los escribas y fariseos estaban siendo “parciales” al presentar un sólo un integrante del delito. No habían traído también al “varón” (cf. Lev.20:10; Deut.22:21, 24).

Cuando vino la la respuesta de Jesús , está fue lanzada directamente sobre sus conciencias “El que de vosotros  esté sin pecado sea el primero en arrojar la primera piedra contra ella” (v.7). Su respuesta sacudió sus conciencias en lo más profundo y entonces  la “vergüenza vino sobre ellos” como había venido sobre la mujer al traerla y exhibirla públicamente.  Leon Morris correctamente observa: “Cuando comprendieron la fuerza de las palabras de Jesús, lo que les preocupaba ya no era el pecado de aquella mujer, sino los suyos propios” (El Evangelio de Juan, 2:523).  Pero Jesús ni defiende ni condena a esta mujer solo requiere que sus ávidos enjuiciadores realizar un examen a sus propias vidas no sea que “Tú, pues, que enseñas a otro, ¿no te enseñas a ti mismo? (Rom.2:21). Los versos 9-11 nos dicen como Jesús sale bien librado de la trampa lanzada por los escribas y fariseos y como enfáticamente ordena a  la mujer a detener el pecado en su vida, “vete, y no peques más” (v.11) “vete; desde ahora no peques más” (LBLA). “vete ahora y deja tu vida de pecado” (NIV). De esta manera, Jesús venció a sus adversarios pronunciando una “sentencia” al estilo Romano (escribiendo en tierra”, vv.6, 8) pero expresándola en una forma que nadie podría llevarla a cabo!!.

Sin embargo, el pasaje de Juan 8:1-11 es considerado “Espurio” “no Canónico” del texto Griego original por la mayoría de las autoridades en la alta crítica del texto Griego. (1) No aparece en ninguno de los Manuscritos más completos y más Antiguos, como los Manuscritos Sinaítico, el Vaticano y el Alejandrino de los siglo III al IV A. C.  (2) No aparece en las versiones antiguas Griegas más primitivas.  Está también ausente de los primeros manuscritos Griegos de las formas más tempranas de los Evangelios en los idiomas Siríaco, Copto, Armenio, Antiguo Gregoriano, el Antiguo Latín y la Biblia Gótica. Además la colocación de esta porción entre “corcheas” (indicando su atestiguación textual incierta) en algunas versiones Griegas posteriores a las ya mencionadas es diversa: Algunas versiones  colocan el pasaje (Juan 8:1-11) inmediatamente después de Juan 7:52 (como es el caso de muchas versiones Españolas e Inglesas contemporáneas que usamos). Otras versiones antiguas lo sitúan después de Juan 7:36 o después de 7:44; después de Juan 21:38. Otras la sitúan después de Lucas 21:38.

Una autoridad en el Griego Koiné, el erudito Bruce M. Metzger señala: “La evidencia para el origen No Juanino del perícopa de la adultera es abrumador. Está ausente de los más primitivos y diversos manuscritos” Luego de citar el número de los manuscritos por sus claves, el Sr. Metzger dice, “Al mismo tiempo, el registro tiene todas las marcas de veracidad histórica. Es obviamente una pieza de tradición oral que circuló en ciertas partes de la Iglesia de Occidente y que fue subsecuentemente incorporada en varios manuscritos en varios lugares… Es significativo que aunque mucha de la atestiguación que contiene el pasaje es marcado con asteriscos u obeliscos, indicando que aunque los escribas incluyeron el registro, ellos estaban conscientes que este faltaba a las credenciales satisfactorias para incluirlo.  Algunas veces, es declarado que el perícopa fue intencionalmente expulsado del Cuarto Evangelio porque las palabras de Jesús al cierre eran viables para ser entendidas en un sentido muy indulgente al adulterio…. Aunque el Comité fue unánime que el pericope no fue originalmente parte del Cuarto Evangelio, en diferencia a la  evidente antigüedad del pasaje, una mayoría decidió imprimirlo, incluido dentro de dobles corchetes, en su lugar tradicional seguido de Juan 7:52” (A Textual Commentary on the Greek New Testament, 187, 188, 189)

Tres Intelineales que tengo contienen el pasaje de Juan 8:1-11 después de Juan 7:53 dando la nota al pie del margen de: “Juan 8:1-11 no es parte del Griego Original y es omitido por el Texto Receptus” (The Majority Text Greek New Testament Interlinear, 359), Una nota similar también en The Interlinerar Greek-English New Testament por George Ricker Berry, 266). La reciente publicación de la Biblia Arqueológica Nueva Version Internacional (2005) tiene la posición con una previa nota antes que dice: [Los Manuscritos más primitivos y muchas otras antiguas fuentes no tienen Juan 7:52—8:11]. Una nota al pie de esta versión dice: “La evidencia indica que está historia no fue originalmente contenida en el Evangelio de Juan. Ningún texto primitivo del Nuevo Testamento ni del Este ni del Oeste y ningún “padre” de la Iglesia, incluyen estos versos. Algunos sugieren que existieron como un registro independiente que circuló libremente por algún tiempo y fue solamente colocado más tarde en el Evangelio de Juan” (Pág. 1735). Otra reciente versión English Standard Version  (2005) incluye el pasaje en “corcheas” con la misma nota de la NIV.

Entre una serie de 18 diferentes comentaristas del texto de Juan que dispongo, sólo Richard C. H. Lenski se niega a dar cualquier exégesis de esta porción del texto en su Comentario porque considera ser una parte “espuria”. Él dice: “7:53-8:11 no es parte integral del Evangelio de Juan, sino una parte de las tradición temprana oral (antecediendo al año 70); fue puesto muy temprano en forma escrita, y una de sus dos versiones es que fue insertado en el Evangelio de Juan… La sección espuria es extraña al Evangelio de Juan, no encaja en ninguna parte en el plan de Evangelio, y es fácilmente reconocido como una interpolación en el lugar que ocupa. El lenguaje difiere indudablemente de aquel  propio de la escritura de Juan. Sin embargo, esta sección espuria reporta completamente correcta un acontecimiento verdadero en la vida de Jesús. Cada característica de ella lleva el sello de la probabilidad, aunque somos incapaces de decir en qué punto en la historia de Jesús debiera ser insertado. Debido a que Juan no escribió esta sección, no daremos exposición a ella” (The Interpretation of St. John´s Gospel, 592).

Ralph Earle tiene esta declaración en su volumen, Word Meanings in the New Testament, “Aunque la evidencia es abrumadora que Juan 7:53—8:11 no fue parte del Evangelio de Juan originalmente escrito, sin embargo, los eruditos del Nuevo Testamento concuerdan que esta fue una tradición oral probablemente correcta de un incidente en la vida de Jesús. De modo que, esta puede servir para propósitos de ilustración” (88). El erudito Jack Lewis en su artículo: Did John Write “John 7:53-81”?  (¿Escribió Juan, Juan 7:53 al 8:1?) señala que las versiones antiguas comenzando desde la primera traducción de la versión King James de 1611 contenían este pasaje (ej. Wycliffe, Tyndale, Coverdale, La Gran Biblia, La Biblia Génova, La Biblia Rehims Bible and la versión del Rey Santiago o King James) aunque admite que en ese tiempo las revisiones se hacían especialmente en Latín, no en Griego!… Manuscritos Griegos del Evangelio de Juan comenzando con el Papiro Bodmer, P66 cerca del año 200 D. C. (Juan 6:35—14:26) y P75 del Tercer Siglo (Juan 1:1—11:45) ninguno de ellos contenía esta sección” (Freed-Hardeman University 2008 Lectures—Behold the Lamb, 133, 134, 135).

Otros argumentos que se manejan contra la naturaleza espuria del pasaje es el hecho que ningún “Padre” prominente de la Iglesia cita esta porción excepto Eutimio en la época tardía del siglo 12 D. C. Aunque otros refirieren que  Dídimo el ciego, un varón Alejandrino (Egipto) del siglo IV conocía este relato. Eusebio habla de Papías contando una historia de una mujer acusada ante Jesús de “muchos pecados” que aparece en libro no canónico “El Evangelio según los Hebreos” historia que obviamente no corresponde al caso de Juan 8.

De entre una multitud de comentarios acerca de esta sección, William Hendricken tiene la mejor perspectiva de todos al sugerir: “Nuestra conclusión final, entonces, es esta: Aunque no puede ahora ser probado que está historia formó una parte integral del Cuarto Evangelio, tampoco es posible establecer lo opuesto con algún grado de conclusividad. Creemos, además, que lo que está registrado realmente tomó lugar, y no contiene nada que esté en conflicto con el espíritu apostólico. Por lo tanto, en lugar de remover está sección de la Biblia, debiera ser retenida y usada para nuestro beneficio. Los ministros no debieran ser temerosos de basar sus sermones sobre esta sección! Aunque todos los hechos con respecto a la evidencia textual debieran ser conocidos! (The Gospel According to John, 2:35).

Después de revisar estos datos de la alta crítica a nuestro pasaje (Juan 8:1-11) concluyó que seguirá abierta  al debate esta controversia. Las hipótesis que se manejan son diversas y será una difícil sino imposible tarea determinar con exactitud cuál de ellas es la verdadera. Si (1) El Pasaje existió en los manuscritos más antiguos pero fue extraído intencionalmente por algunos escribanos que suponían esta porción incitaba al adulterio, si (2) Nunca existió como parte del Texto Original del Evangelio de Juan, sino manejado como una tradición oral conocida circulada paralelamente al tiempo de Cristo, o Si, (3) esta fue una historia arreglada y más tarde incorporada al Evangelio, no hay forma de determinarlo.

He preparado el cuadro anexo en base a mis observaciones puramente “lingüísticas” similares y usadas en el resto del Evangelio de Juan y los Sinópticos para mostrar que la escena, su fraseología y el entorno coinciden casi perfectamente con los elementos básicos del entorno de Cristo.

Si Jesús permitió que la mujer “pecadora” ungiera sus pies con sus lágrimas y los enjugará con sus cabellos, y besará sus pies (Luc. 7:37-39),  y no ser avergonzó de ser llamado “amigo de publicanos y pecadores” (Mat. 11:19; Luc .7:34) seguramente habría tenido la paciencia para atender a sus enemigos implacables y detectar su verdadera motivación. Habría mostrado la compasión y misericordia hacia está culpable mujer que sus acusadores no habían tenido y habría resuelto inteligentemente la encrucijada malévolamente planteada por los escribas y fariseos de una manera similar a la relatada por Juan en su maravilloso Evangelio. Cuando le preguntaron “Por qué coméis y bebéis con publicanos y pecadores?. Su respuesta categórica y más allá todo escrutinio fue “Los que están sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos. No he venido a llamar a justo, sino a pecadores al arrepentimiento” (Luc. 5:30-31).

 

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