Jesús Sana al Hombre Imposibilitado en el Estanque de Betesda (Jn.5:1-18)

 

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De todos los enfermos que frecuentaban las aguas del estanque de Betesda es posible que el paralítico de 38 años fuese el peor en esa condición desdichada. Sus extremidades estaban paralizadas al grado que dependía de otros para ser colocado en ese lugar. Este hombre paralítico llamó poderosamente la atención de Jesús y le dijo: «Quieres ser sano» (Jn.5:6).

Evidentemente que él lo deseaba, pero Jesús quería ver la fe desde lo profundo de su corazón. La idea en el texto Griego se amplia porque esta pregunta significa «¿Pero lo deseas intensamente?» Está es una buena pregunta para nuestros amigos (as) que buscan conocer el camino a la salvación de su alma. ¿Lo desean intensamente? ¿Están dispuestos a «sacrificar» y «renunciar» a los estorbos cualquiera que estos sean?  Jesús nos enseña que nuestra obediencia a Su Palabra debe ser efectuada después de una «evaluación» (Luc. 14:26-33) «Cualquiera que no renuncie a todo lo que posee no puede ser mi discípulo» (v.33). Jesús no quiere seguidores emocionales (cf. Jn. 2:23-25), sino discípulos «verdaderos» que estén dispuestos a seguirlo aun bajo las circunstancias más adversas que se puedan encontrar (Jn.8:31; Fil.3:7-8).

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